Después de pasar una noche imprevista en Skopje, cogí el autobús diario que conecta la capital de la ARY de Macedonia con la ciudad serbia de Uzice, donde haría mi primer Workaway / Helpx.
Fue un viaje largo, tranquilo, a través del centro de Serbia, después de haber cruzado la frontera serbomacedonia en el pase de Preševo. Pasé por ciudades como Niš o Čačak. El paisaje central era constituido por llanuras, un paisaje muy rural. Conforme me acercaba a Uzice, el paisaje cada vez era más montañoso, dando lugar a increíbles estampas cubiertas de nieve, mucha nieve. Llegué a Uzice alrededor de las 5/6 de la tarde, con la noche ya sobre la ciudad.
Uzice, pronunciado ”Ugitse”, es una ciudad de alrededor de 70.000 habitantes, aunque realmente a mi no me lo pareció, ya que parecía más pequeña, al estar en un lugar montañoso. Habiendo llegado decidí buscar el Eko Hostel Republik, el hostal donde pasaría mis dos próximas semanas haciendo un voluntariado. Una vez allí, me recibió Mina, una de las tres personas que trabajan en el hostal. También había otro voluntario, Luke Fromm, de Wisconsin, un gran tipo. La atmósfera desde el principio fue muy cálida. Mina me enseñó el hostal, un hostal precioso, muy chulo, ya que está dedicado a la República de Uzice, un lugar fundado por Tito durante la Segunda Guerra Mundial, después de ganar territorio a los nazis. Está decorado con una ambientación increíble, con cascos militares, una litera para heridos, una gran bandera, vasos y platos de guerra, mapas, camas de madera y algunos otros objetos rememorando a ese período. Para los que os gusta de verdad la ambientación belicista y además os apasiona la Segunda Guerra Mundial, este es el sitio. Dormir cuesta 10 euros la noche. ¿Nada mal, no?
Parada técnica en medio de Serbia
Póster en una de las habitaciones
Mural del comedor. También hay cascos y gorros militares comunistas.
Los días siguientes empecé ya a realizar mi turno de voluntariado, generalmente de 3 a 7 de la tarde. El trabajo era fácil, tenía que atender a los nuevos clientes, registrarlos en el hostal y darles la bienvenida, lo que viene a ser el check in. Me encontré gente de muchos países. Generalmente venían serbios y serbobosnios, pero también venían montenegrinos o algún francés, australiano u estadounidense. Uno de los pocos problemas que me encontré fue el comunicarme con los serbios que no hablaban inglés, así que tenía que llamar al dueño, Marko, para que hablase con ellos, pero generalmente todo se resolvía sin problemas, ya que los empleados y Marko pusieron de su parte para ayudarme a hacer más fácilmente el trabajo. Durante mis ratos libres daba algunos paseos por Uzice o tenía agradables charlas con otras personas del hostal, como Filip o Ivan, dos trabajadores, o bien Nusret Saraç, un bloguero turco que vino también a hacer voluntariado unos días después de que yo llegase. El tío cocinaba increíblemente bien, y siempre me invitaba.
Rakija gratis!
Se ha colado un poco de coche dentro de la nieve…
En lo que concierne a Uzice, es una ciudad que llama mucho la atención, ya que está rodeada de montañas, pero a la vez tiene algunos edificios altos, que datan de la época de la antigua Yugoslavia. Uno de ellos está situado al lado de la plaza central de Uzice, un hotel con una curiosa forma (se le llama coloquialmente rocket hotel por su diseño). En Uzice también podemos ver la catedral ortodoxa, con unos bonitos frescos en el interior, muy colorida y majestuosa. Recomiendo la visita. Otra de las cosas que puedes hacer es dar un paseo por los montes que rodean a la ciudad, donde hay una buena vista de Uzice, en mi caso, con gran parte de los tejados nevados, maravilloso.
La zona de la estación de tren que, por cierto, es una de las más destartaladas que he visto
Contraste entre edificios de estilo comunista y las casitas de montaña
Los días que estuve en Uzice, me sirvieron para meterme en la cultura serbia, y aprender muchas cosas sobre los serbios, sobre su historia, y sobre su política. Siempre contestaban a mis preguntas, y me explicaron de todo, sobre todo bastantes cosas que me llamaron la atención. Me comentaron que hay muchas mujeres en Serbia que buscan a chicos por dinero, sobre todo a extranjeros, con la finalidad de hacerse ricas y salir de sus vidas en Serbia, donde es muy difícil tener un buen nivel de vida. Se les llama gold diggers. Me comentaron también que necesitan visado para venir a Europa, la visa Schengen, ya que no son miembros de la unión. Esto es una cosa que a mi parecer es muy jodida, ya que sólo por tu lugar de nacimiento ya estás determinado y cuentas con más o menos dificultad para viajar en referencia al tema burocrático (véase los ciudadanos de Afganistán, los que poseen el peor pasaporte del Mundo). Me llamó también la atención cuando Filip me dijo que había estado trabajando en la construcción en Sochi, para acondicionar a la ciudad para los J.J.O.O. de Invierno de 2014. Me dijo también que había estado en Abjasia, país que España no reconoce, sólo para poder volver a entrar en Rusia, ya que se le acababa el período legal de estancia. Aprecié también que el fútbol y el baloncesto son muy vividos allí, destacando como principales a la Estrella Roja y al Partizan. Ivan me enseñaba un vídeo sobre el empate de la Estrella Roja ante el FC Barcelona bien orgulloso, pese a apoyar al eterno rival, el Partizan. Eso demuestra cómo de orgulloso se sentía de su país, ya que antes se siente serbio que del Partizan.
Matrícula serbia, siempre me gusta hacerles fotos a las matrículas
Los días en Uzice eran muy fríos, tenía las manos muy estropeadas, ya que los guantes que traía no eran de lo mejor. Solía ir con mi amigo Nusret a dar vueltas por la ciudad, para vivir más de cerca Serbia.
Marko, el dueño del hostal, trabajaba en las pistas de esquí de Zlatibor, un lugar cercano. Mis amigos serbios me decían que era un lugar que valía mucho la pena visitar, aunque yo preferí ir a otros lugares, como Bajina Basta, en la frontera de Serbia con la República Srpska (una entidad de Bosnia y Hercegovina). He aquí un pequeño resumen de esa excursión.
BAJINA BASTA
Bajina Basta (baina bashta, para facilitaros las cosas) no es que sea un lugar que llame mucho la atención por su patrimonio, aunque como sitio a destacar se puede encontrar una pequeña casa (realmente famosa) en medio del río Drina, la cual no acabé visitando. El principal motivo de mi visita fue que quería experimentar la frontera de primera mano y cruzarla a pie.
De Uzice a Bajina Basta hay una buena frecuencia de buses a diario. Es un pueblo pequeño, no tiene mucho más que algún supermercado, el ayuntamiento, la plaza principal, alguna escuela o edificios residenciales. Una vez allí me dispuse a ir hacia el puente que cruza el Drina hacia el lado bosnio. Está aproximadamente a un kilómetro del centro. Llegué a la aduana serbia y me miraron el pasaporte, trámites rápidos, y me dejaron pasar hacia el otro lado. El puente es un lugar increíble, mucho más si vais cuando está nevado.
Autobús que me llevó de Uzice a Bajina Basta
La calle principal de Bajina Basta
Crucé hacia Skelani, en la parte bosnia. Tenía muchas ganas de pisar este país por primera vez. Llegué después de cruzar el puente en tierra de nadie durante unos minutos mientras experimentaba una sensación que hace sentir a uno realmente extraño, el hecho de no estar en ningún lugar. En el lado bosnio me atendió un oficial de policía que me selló el pasaporte y me dejó pasar.
En Skelani, la cosa era muy similar al otro lado, ya que este pequeño pueblo forma parte de la República Srpska, una de las entidades que conforman Bosnia y Herzegovina. Para entendernos, la Republika Srpska es como el hijo pequeño de Serbia, el cual se encuentra dentro de un país con el que no se identifica en casi nada y preferiría mudarse con su vecino, Serbia. Los únicos símbolos que vi haciendo referencia a Bosnia fueron las banderas de la frontera y las matrículas de los coches, es decir, cosas oficiales que necesariamente deben estar allí. Por lo demás vi muchas banderas serbias y una reformada iglesia ortodoxa al lado de un memorial que recordaba a los muertos en la Masacre de Skelani (1993). En esta masacre murieron 69 personas. Me dejó helado conocer la gran cantidad de gente que perdió la vida en un pueblo tan pequeño. Mi visita a Skelani duró menos de una hora, tenía los pies helados (cabe decir también que iba con unas bambas rotas y una sudadera en pleno invierno) y era un pueblo pequeño sin mucho que ver, pero mi intención de tener un primer contacto con Bosnia fue un éxito, ya que fue un paso para comenzar a darme cuenta de la complejidad de este país que tanto me apasiona. Por lo tanto, decidí volver a Bajina Basta para después coger el bus de vuelta a Uzice.
¡Bienvenidos a Bosnia y Hercegovina!
Iglesia Ortodoxa de Skelani, reconstruida después de la masacre de 1993, cuando fue quemada por los bosnios
Puente sobre el río Drina
Memorial de la Masacre de Skelani
Skelani es un pueblo ciertamente rural
Uno de los días en los que estuve en Uzice decidimos ir con Nusret a tomar algo por la noche junto con Filip. Nos tomamos unas Nikšićko, la mejor cerveza según él, que considera la Jelen, otra famosa cerveza serbia, como más mala. Si os gusta la cerveza, en Serbia no os va a faltar en ningún supermercado, hay muchas marcas diferentes, tanto locales como extranjeras. A lo que iba, después de tomar unas cervezas optamos por ir a un club nocturno llamado Klub Skala. Estaba bien, pero el ambiente se me hizo raro ya que la mayoría de la gente era unos 5-10 años mayor que yo. (Tenía 18 años).
En líneas generales fue una grandiosa experiencia, poder ver como es Serbia de primera mano, explicado por sus locales, aprendiendo y conociendo mucho sobre los serbios y su carácter. Hacer un Workaway/Helpx siempre es una experiencia recomendable, ya que, aparte de dormir gratis, conoces a muchísima gente y aprendes y compartes muchas cosas.
Desde Uzice hay buses directos hacia Sarajevo, así que me propuse visitar esta apasionante ciudad, que ansiaba con visitar desde que era pequeño, cuando veía documentales sobre la barbarie que tuvo lugar en esta preciosa urbe, no hace mucho. Si quieres saber más aquí tienes el post de Sarajevo.
Para concluir me gustaría dejaros con algunas curiosidades, que siempre son interesantes de leer, al menos para mí, que soy un friki de los viajes.
CURIOSIDADES
– A los serbios les chiflan las galletas Plazma. ”Con leche es como comida de bebés”, me decían.
– La bebida nacional es la rakia, en el hostal tenían una botella de rakia para que se sirvieran trabajadores y huéspedes. Es una bebida fuerte, os lo digo por experiencia.
– A los serbios les gustan las series de televisión turcas. Curioso.
– En Uzice hay un equipo de fútbol llamado Sloboda, de la primera división serbia. En invierno hay un largo parón de competiciones debido al frío, a diferencia de España, donde ese parón no existe.
– Hay muchas banderas serbias por todos lados.
– Un huésped con nacionalidad bosnia me dijo que se sentía serbio a pesar de tener dicha nacionalidad. Era de la Republika Srpska.
Mapa de mi zona de acción durante el Workaway en Uzice
CONCLUSIONES PERSONALES SOBRE MI PRIMER WORKAWAY
EL HORARIO
El horario generalmente fue muy generoso ya que tenía que trabajar de 15 a 18/19 de la tarde. Sin embargo, hubo algún día que me tuve que joder y hacer el turno de noche, de 23 a 7/8 de la mañana. Realmente tener que hacer esos turnos sin que se me dijera previamente fue una m****. De eso responsabilizo al dueño, Marko, ya que los otros trabajadores no tenían la culpa de que me tocase hacer tales horarios. Por suerte el turno de noche sólo lo hice dos noches seguidas, ya que Luke Fromm, el yankee que se encargaba de ese turno, también se merecía dos días de descanso.
Los días festivos eran irregulares, es decir, no tenía unos días festivos fijos pero sí que tenía los prometidos, dos días a la semana.
EL TRABAJO
El trabajo era realmente fácil. Hacer los check-in de los clientes (me lo explicaron muy bien, no era difícil), hacer algunas camas (pocas veces) o limpiar (también pocas veces). Generalmente tenía que estar vigilando y pendiente del teléfono y del timbre por si llamaba alguien. Por lo demás durante mis horas de trabajo podía estar a lo mío, con el ordenador. Realmente aprendí cosas muy chulas, como lo del check-in. Me dio especial curiosidad el hecho de manejar pasaportes de otros países y poder ver dónde habían estado estas personas.
EL SITIO
El hostal es de diez: los trabajadores, las instalaciones, la ambientación, el ambiente… Es un sitio que no olvidaré nunca y que realmente me hizo sentir como en casa durante las dos semanas que estuve allí.
LO QUE OBTENÍA A CAMBIO
A cambio obtenía:
- Alojamiento
- Desayuno
- Rakija gratis
- Acceso a la cocina y a todas las instalaciones del hostal
En este Workaway no me daban las tres comidas del día gratis, pero realmente en Serbia esto no es un problema, ya que es realmente barato y te puedes pillar pljeskavicas (hamburguesas serbias) por poco más de un euro. Además, contaba con cocina y podía cocinar las veces que quisiese.
LA EXPERIENCIA EN SÍ
Si nunca has hecho un Workaway te recomiendo que te pongas las pilas porque es una experiencia increíble, con la que realmente puedes comprender de otra forma el lugar donde viajas, manteniendo un contacto 100 % auténtico con la gente local. Puedes aprender muchísimas cosas, meterte dentro de la cultura, comer platos típicos o aprender una lengua (si estáis meses) además de poder estar viajando durante mucho tiempo. Es que sinceramente son todo ventajas.
El único consejo que doy es vigilar también un poco que no se pasen con las horas que te hacen currar y que sea razonable lo que te dan a cambio. He llegado a ver ofertas de voluntariado donde te hacían colaborar obligatoriamente con 5 euros al día, por ejemplo. Me parece vomitivo hacer pagar a alguien que está haciendo un voluntariado para ayudarte. Sólo recomendaría evitar caer en gente que te pide que pagues, aunque técnicamente ya esté prohibido en los principios de Workaway, Helpx o Woofing. Salvo el pequeño 1% de personas que se aprovechan, hacer un Workaway es de lo mejor que puedes hacer para realizarte a ti mismo y vivir la vida como te mereces, sin chorradas turísticas, viviendo la realidad tal y como es.